sexta-feira, 6 de janeiro de 2012



Relato de un náufrago
Gabriel García Márquez
Editorial Sudamericana

Bueno, parece que todos los libros de García Márquez venieron parar en mi mesa. Y, lo mejor, en español. Así que no resta otra cosa a hacer a no ser leerlos.

Este libro es muy simple y todavía no sé si es literatura. Tal vez, cuando nosotros olvidemos (o entendamos – es lo mismo) la cuestión de la realidad y de la fantasía (el relato y el literario), tal vez lo creíamos Literatura. Aún así, es un buen libro y nos deja un mensaje (otra vez) de modestia de nuestros maestros.

No ha algo que yo puede decir sobre este libro. Su mérito servirá más bien a las disciplina de historia, política y filosofía – otras tal vez que no me acorde ahora. Por lo tanto, transcribiré parte del prefacio hecho por García Márquez.

“La historia de esta historia

El 28 de febrero de 1955 se conoció la noticia de que ocho miembros de la tripulación del destructor “Caldas”, de la marina de guerra de Colombia, habían caído al agua y desaparecido a causa de una tormenta en el mar Caribe. La nave viajaba desde Mobile, Estados Unidos, donde había sido sometida a reparaciones, hacia el puerto colombiano de Cartagena, a donde llegó sin retraso dos horas después de la tragedia. La búsqueda de los náufragos se inició de inmediato, con la colaboración de las fuerzas norteamericanas del Canal de Panamá, que hacen oficios de control militar y otras obras de caridad en el sur del Caribe.
(…)
Una semana más tarde, sin embargo, uno de ellos apareció moribundo en una playa desierta del norte de Colombia, después de permanecer diez días sin comer ni beber en una balsa a la deriva. Se llamaba Luis Alejandro Velasco.
(…)
Mi primera sorpresa fue que aquel muchacho de 20 años, macizo, con más cara de trompetista que de héroe de la patria, tenía un instinto excepcional del arte de narrar, una capacidad de síntesis y una memoria asombrosas, y bastante dignidad silvestre como para sonreírse de su propio heroísmo. (…) Era tan minucioso y apasionante, que mi único problema literario sería conseguir que el lector lo creyera.
(…)
Yo no había vuelto a leer este relato desde hace quince años. Me parece bastante digno para ser publicado, pero no acabo de comprender la utilidad de su publicación. Me deprime la idea de que a los editores no les interese tanto el mérito del texto como el nombre con que está firmado, que muy a mi pesar es el mismo de un escritor de moda.”

Bueno, los grifos son míos. García Márquez es el escritor “de moda”. Importa decir que, después de la publicación de este libro, el periodista tuvo que salir de su país y el náufrago volvió a su vida en el olvido. Importa decir que el gobierno ententó hacer la historia fuera obra de la criatividad de escritor.

Para terminar:

“La segunda sorpresa, que fue la mejor, la tuve al cuarto día de trabajo, cuando le pedí a Luis Alejandro Velasco que me descubriera la tormenta que ocasionó el desastre. Consciente de que la declaración valía su peso en oro, me replicó, con una sonrisa: “Es que no había tormenta”.

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