Relato de un
náufrago
Gabriel García
Márquez
Editorial
Sudamericana
Bueno, parece que
todos los libros de García Márquez venieron parar en mi mesa. Y, lo mejor, en
español. Así que no resta otra cosa a hacer a no ser leerlos.
Este libro es muy
simple y todavía no sé si es literatura. Tal vez, cuando nosotros olvidemos (o
entendamos – es lo mismo) la cuestión de la realidad y de la fantasía (el
relato y el literario), tal vez lo creíamos Literatura. Aún así, es un buen
libro y nos deja un mensaje (otra vez) de modestia de nuestros maestros.
No ha algo que yo
puede decir sobre este libro. Su mérito servirá más bien a las disciplina de
historia, política y filosofía – otras tal vez que no me acorde ahora. Por lo
tanto, transcribiré parte del prefacio hecho por García Márquez.
“La historia de
esta historia
El 28 de febrero
de 1955 se conoció la noticia de que ocho miembros de la tripulación del
destructor “Caldas”, de la marina de guerra de Colombia, habían caído al agua y
desaparecido a causa de una tormenta en el mar Caribe. La nave viajaba desde
Mobile, Estados Unidos, donde había sido sometida a reparaciones, hacia el
puerto colombiano de Cartagena, a donde llegó sin retraso dos horas después de
la tragedia. La búsqueda de los náufragos se inició de inmediato, con la
colaboración de las fuerzas norteamericanas del Canal de Panamá, que hacen oficios de control militar y otras
obras de caridad en el sur del Caribe.
(…)
Una semana más
tarde, sin embargo, uno de ellos apareció moribundo en una playa desierta del
norte de Colombia, después de permanecer diez días sin comer ni beber en una
balsa a la deriva. Se llamaba Luis Alejandro Velasco.
(…)
Mi primera
sorpresa fue que aquel muchacho de 20 años, macizo, con más cara de trompetista
que de héroe de la patria, tenía un instinto excepcional del arte de narrar,
una capacidad de síntesis y una memoria asombrosas, y bastante dignidad
silvestre como para sonreírse de su propio heroísmo. (…) Era tan minucioso y
apasionante, que mi único problema literario sería conseguir que el lector lo
creyera.
(…)
Yo no había
vuelto a leer este relato desde hace quince años. Me parece bastante digno para
ser publicado, pero no acabo de comprender la utilidad de su publicación. Me deprime la idea de que a los editores no
les interese tanto el mérito del texto como el nombre con que está firmado, que
muy a mi pesar es el mismo de un escritor de moda.”
Bueno, los grifos
son míos. García Márquez es el escritor “de moda”. Importa decir que, después de
la publicación de este libro, el periodista tuvo que salir de su país y el
náufrago volvió a su vida en el olvido. Importa decir que el gobierno ententó hacer la historia fuera obra de la criatividad de escritor.
Para terminar:
“La segunda
sorpresa, que fue la mejor, la tuve al cuarto día de trabajo, cuando le pedí a
Luis Alejandro Velasco que me descubriera la tormenta que ocasionó el desastre.
Consciente de que la declaración valía su peso en oro, me replicó, con una
sonrisa: “Es que no había tormenta”.